de alevillas; mis entrañas.
Trepando por los árboles,
volando con alas blancas,
mis adentros y tus montes.
Llevándose catástrofes.
Te prometí algunas cartas;
cuando empezaron a morir
las palabras dentro de mí.
Estaciones de dramas,
ajenas habitaciones.
Me faltaban tus canciones.
Mirar libre las estrellas,
evocarles cantándoles
todo lo que aprendí de ti.
Disfrutar las cosas bellas;
los paisajes de tus robles.
Quizás no se van a repetir.
Fue y será un milagro vivir,
renacer cuando floreces.
Sueño agarrarme a tus ramas.
Que me lleven donde amas
los cielos y sus colores.
Allí están tus notas sin fin.
Olvidé como escribir.
Aún sin sobres; ni nombres:
un poema por mil cartas.
M i r e n · t h e · M o o n
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