Ecos de ciudad a mí alrededor, a distancias inalcanzables…
Andar a tu lado hasta el final, guardando mis manos y el deseo de abalanzarme, los
sollozos, los recuerdos tan presentes. Eludiendo la tragedia de haber perdido
la mitad de mis raíces; la tierra escarbada se abandona a los entierros.
¡Que la lluvia no cese! Que inunde mi vida para renacer.
Otra vez.
Un tren en una noche de verano, el susurro de las olas en
tus brazos. No dejaré de imaginar los universos que podríamos haber construido
cuando nos besábamos. Aún te siento anexo, seguimos viajando en mis entrañas
aunque ya no existan las vías, ni las estaciones; abandonadas e inertes. Han
transcurrido aceleradas hacía este invierno anticipado, diluviando... Como si el
tiempo flanqueara mi aflicción cuando me siento a escribir a ninguna parte.
Cuando todo está perdido; quedan hojas blancas
que puedan aliviar esta marcha sombría de mis sentidos. Todo lo que no he
podido decir y por lo que aún me maldigo.
Brindamos al despedirnos. Y darnos por vencidos para defender el cariño. Por la belleza del espacio compartido… Por tanto amor; para ser felices.
Brindamos al despedirnos. Y darnos por vencidos para defender el cariño. Por la belleza del espacio compartido… Por tanto amor; para ser felices.
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